miércoles, 9 de junio de 2010

Pigmalión

Pigmalión, rey de Chipre, además de ser sacerdote y rey, era también un magnífico escultor. Su obra superaba en habilidad incluso a la de Dédalo, el célebre constructor del laberinto. Durante mucho tiempo, Pigmalión había buscado una esposa, cuya belleza correspondiera con su idea de la mujer perfecta. Al fin decidió que no se casaría, y dedicaría todo su tiempo y el amor que sentía dentro de sí a la creación de las más hermosas estatuas. Ofrecería después sus obras maestras a Afrodita. Era tal la fuerza del sentimiento y de la inspiración cuando trabajaba el mármol, que su mano parecía guiada por un poder mágico. La primera estatua fue la de una joven, a la que llamó Galatea, tan perfecta y tan hermosa, que Pigmalión se enamoró de ella perdidamente. Soñó que la estatua cobraba vida. En el mito Las metamorfosis, de Ovidio, se relata así: "Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del Sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos".
Ovidio poetizó así el mito en el libro X de las Metamorfosis (S. VIII a.C.): «Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez, y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos.»
Pigmalión despertó: en lugar de la estatua se hallaba Afrodita en persona, que le dijo «Mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal».
(http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/temaspigmalion.htm).

La obra de teatro Pigmalión fue publicada en 1916 por George Bernard Shaw y está basada en el relato de Ovidio, Pigmalión. Shaw escribió esta obra en una época en que la fonética era un tema en auge; decía que el español y el alemán eran idiomas clarísimos que los extranjeros de dichas lenguas podían comprender, pero que el inglés era tan mal hablado por ellos que ni ellos mismos se entendían.


My Fair Lady es una película musical de 1964 dirigida por George Cukor y protagonizada por Rex Harrison y Audrey Hepburn, adaptación del musical teatral del mismo título de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, que a su vez se había basado en la obra de teatro Pigmalión de George Bernard Shaw.


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